Las paredes de adobe se reflejan
en la inmensidad del desierto.
Ellas cubren y guardan por mucho tiempo
el deseo reprimido de los muertos y vivos.
Se alzan en la memoria de los olvidados
que se enfilan hacia la razón,
en el tren de cada vuelta que da la vida.
Huelen con pasión el perfume
del último vaso de agua.
Buscan en el brillo de cada estrella
el inicio y el fin de cada esperanza.
(ALÍ SALEM ISELMU)
22 sept 2008
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