13 mar 2011

Condena a Texaco, el juicio de la historia en Ecuador

Un juez ecuatoriano ha dictado una sentencia ejemplar contra la petrolera norteamericana que contaminó la Amazonía de Ecuador entre los años 1964 y 1990 en una explotación de un millón de hectáreas de terrenos selváticos.

- “Chevrón ahorró mucho dinero a costa de la vida de miles de personas”


Decio Machado / Corresponsal en Quito (Ecuador)
Viernes 11 de marzo de 2011. Número 145

El 14 de febrero, el juez Nicolás Zambrano de la Corte de Nueva Loja, provincia Sucumbíos (Ecuador), dictaminó que la transnacional norteamericana Chevrón, que adquirió las acciones de Texaco en 2001, es culpable de la contaminación que provocó en la Amazonía ecuatoriana entre 1964 y 1990.

Texaco explotó durante esos años una concesión de un millón de hectáreas en zona selvática, ocasionando un desastre ecológico considerado por muchos expertos como diez veces superior al derrame ocasionado por British Petroleum en el Golfo de México en abril de 2010. El juez ha resuelto que la petrolera debe pagar 8.646 millones de dólares por los daños causados y adicionalmente el 10% que impone la Ley de Gestión Ambiental, lo cual eleva la multa a 9.150 millones de dólares. En su vertiente moral, la sentencia señala que Chevrón-Texaco “debe pedir disculpas públicas” a las víctimas por el crimen cometido, y deberá pagar el doble en caso de que se niegue a hacerlo. “Ésta es una oportunidad para la empresa de reconocer su culpa y, de no hacerlo, demostraría que lo hizo intencionalmente”, indica el fallo.

“Los animales se morían, nos quedamos sin caza, los peces yacían muertos en los ríos y se echaron a perder las cosechas”

356 pozos de petróleo

En la sentencia, queda demostrada la presencia de sustancias contaminantes en la zona, y que éstas fueron “las causantes de los daños reportados al ecosistema y a la salud de las personas”. En este sentido, hay que recordar que Texaco operó sobre 356 pozos de petróleo en la zona, construyendo fosas que utilizó como “piscinas” sin revestimiento y al aire libre, para depositar los desechos tóxicos.

La compañía norteamericana explotó también 22 estaciones de producción en las que el petróleo y el agua de producción fueron vertidos sin tratamiento previo en arroyos, ríos y pantanos cercanos. Pobladores de la zona denuncian a DIAGONAL que “Texaco vertió al ambiente más de 18.000 galones de aguas contaminadas [casi 82.000 litros] y produjo derrames de cerca de 17.000 galones [77.000 litros] durante el tiempo que estuvieron aquí”. Según datos del Ministerio de Salud Pública ecuatoriano, la tasa de leucemia donde operó Texaco es tres veces más alta en niños de cero a cuatro años que en el resto del país.

De igual manera, la tasa de cáncer se eleva un 150% con respecto a los datos nacionales, hay 2,5 veces más abortos espontáneos y se dan altas tasas de morbilidad, además de problemas respiratorios, digestivos y afecciones de la piel. Hay que tener en cuenta también que, “el 98% de las muestras de agua extraídas de los ríos de la región nororiental del Ecuador muestran niveles de contaminación y toxicidad que sobrepasan el límite aceptable para la salud humana”, como indica Alberto Valero, biólogo colaborador de la Universidad de Cuenca.

Doña Matilde Sintú, que reside en la actualidad en las barriadas del sur de Quito recuerda aquellos años: “Los animales se morían, nos quedamos sin caza, los peces yacían muertos en los ríos, se echaron a perder nuestras cosechas. Muchos de los que nacimos allí tuvimos que marcharnos, abandonando nuestras tierras”.

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LAGO AGRIO. Los pueblos indígenas siguen conviviendo con las tuberías instaladas por la petrolera. EDU LEÓN

Jurisprudencia ambiental

La demanda ha sido respaldada por unos 30.000 ecuatorianos organizados en el Frente de Defensa de la Amazonía (FEDAM). El frente acusó a Texaco (hoy Chevrón) de contaminar sus tierras, matar sus animales y atentar gravemente contra la salud de las personas con los vertidos de su material tóxico.

Pese al fallo del tribunal, la petrolera consiguió que la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya declarase temporalmente inaplicable la sentencia, lo que indica que el proceso no ha llegado a su fin, y que aún quedan años de litigio en los juzgados y cortes internacionales.

Según Pablo Fajardo, abogado de los afectados, los pueblos de la Amazonía Norte, “hemos batallado jurídicamente para lograr que la empresa Chevrón responda por su crimen y pague el costo económico para la reparación del daño ambiental causado”, y añade, “si bien la cantidad no es significativa frente a los daños causados por Texaco, esta sentencia establece jurisprudencia respecto a los derechos ambientales y a la responsabilidad de las empresas con la naturaleza, y esto es lo que hace de esta sentencia un paso histórico en la defensa de la vida”.

Para este abogado de familia humilde, cuyo primer trabajo fue en una petrolera en labores de limpieza, “se trata de una buena sentencia y sienta bases muy sólidas para la justicia ambiental”. No obstante, el Frente de Defensa de la Amazonía ha apelado la sentencia alegando que, “consideramos que la sentencia ha omitido la reparación de algunos daños relacionados con impactos ambientales reconocidos en la misma, y más grave aún, se ha omitido reconocer otros daños que han sido probados en el expediente”.

“Las trasnacionales petroleras Perenco y Repsol ya deben estar preocupadas tras este juicio” dice Zambrano.

El presidente del Frente de Defensa de la Amazonía, Luis Yanza, indica que a diferencia de lo ocurrido en el Golfo de México, “en este juicio no hablamos de daños provocados por accidentes, hablamos de daños a las personas y a la ecología de forma deliberada”. Con respecto a la apelación de los afectados, Yanza enfatiza, “esta cifra no nos permitiría realizar un remedio eficiente, si bien no hay dinero alguno que pueda reparar el daño a la flora y fauna y principalmente a las personas. Este monto es insuficiente para reparar el daño”, concluye Luis Yanza.

Para Chevrón, que no ha querido hacer declaraciones a este periódico, “el fallo de la corte ecuatoriana es ilegítimo e inaplicable. Es producto de un fraude y totalmente contrario a lo que aduce la evidencia científica y legítima”. Desde la petrolera se afirma que “tanto las Cortes en EE UU, como tribunales internacionales ya han tomado medidas para prevenir la aplicación de la sentencia emitida por la Corte ecuatoriana”.

De cara al futuro, Diocles Zambrano, dirigente de la Red de Líderes Comunitarios Ángel Shingre (RLCAS), apunta que las transnacionales petroleras europeas que actúan en la zona, “Perenco y Repsol ya deben estar preocupadas”.

La RLCAS, que toma el nombre de un campesino muy activo contra la Texaco que murió tras ser secuestrado y acribillado en 2003, ha estado monitoreando los daños generados por las dos transnacionales petroleras en la provincia amazónica de Orellana y anuncia que va a seguir el camino de denuncia abierto por el Frente de Defensa de la Amazonía.

Impacto de los vertidos

Los demandantes solicitan que se tomen en cuenta los impactos del crudo que Texaco esparció en carreteras de las provincias amazónicas de Sucumbíos y Orellana, y las pérdidas económicas sufridas por campesinos de esas regiones. La cultura de cinco pueblos originarios: Cofán, Siona, Secoya, Kichwa y Huaorani, se vio mermada por la acción de la petrolera.

Demandan no sólo la restauración de tierras y ríos, también un programa de reafirmación étnica. “El juez reconoce que la contaminación agrava la pobreza en la zona; es justo, razonable, que disponga una cifra económica a fin de reparar ese daño”, señala el abogado Pablo Fajardo sobre la apelación realizada al fallo judicial. Asimismo, el Frente de Defensa se la Amazonía pide al juez que establezca una cifra para recompra de tierras de los pueblos indígenas, que “debieron abandonar sus territorios invadidos para alejarse de la contaminación”, según Fajardo.

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